«Aprender a leer es encender un fuego, cada sílaba que se deletrea es una chispa»
Victor Hugo.
Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera,
que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache
de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro. Lo dejo suelto y
se va al prado y acaricia tibiamente, rozándolas apenas, las florecillas rosas,
celestes y gualdas... Lo llamo dulcemente: ¿Platero?, y viene a mí con un
trotecillo alegre, que parece que se ríe, en no sé qué cascabeleo ideal...
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